Está probado que la música es una práctica muy beneficiosa para los seres humanos que, entre otras cosas, facilita el movimiento del cuerpo, fortalece el cerebro, y sirve para relajar las mentes del estrés y los apuros que gobiernan la sociedad actual. Desde la página oficial de los Institutos Nacionales de Salud de los Estados Unidos, explican que esta forma de expresión tiene efectos muy positivos sobre el bienestar de las personas y, como es sabido, incluso existe una rama de la terapia denominada “musicoterapia”, por la cual, se concibe la música como herramienta principal para mejorar el estado de salud mental y física de los pacientes.
Desgraciadamente, no todo el mundo vive en conexión con este arte y, en ocasiones, esto se debe solamente a la vergüenza, o el miedo a hacer el ridículo. Es un hecho que hay gente que nace con una mayor inteligencia musical que otra. Es decir, hay quienes, por naturaleza, desarrollan una gran sensibilidad y habilidad a la hora de tocar instrumentos, cantar, bailar, crear o reconocer melodías; lo que hace que, cuando se trata de aprender, todo fluya con más facilidad. Otras personas, por el contrario, no tiene esta condición, y todo les parece mucho más complicado pero… ¿es imposible dominar un instrumento, bailar, cantar o estudiar música sin tener ritmo? La respuesta es definitivamente: no, y en este post queremos darte algunos consejos para mejorarlo poco a poco, sean cuales sean tus capacidades.
Lo primero de lo que vamos a advertirte es que se trata de un proceso constante que requiere paciencia y práctica. No vas a lograr mejorar tu ritmo musical de cero a cien en unos pocos días o semanas. Necesitas comprometerte con el proceso pero, para que no se te haga aburrido, puedes utilizar distintos trucos, dependiendo de lo que más te apetezca en cada momento.
Escucha mucha música
Vamos a empezar por lo más sencillo: escuchar música. ¿A quién no le gusta ponerse los cascos y vibrar con su artista favorito? Sin embargo, debemos pedirte que lo hagas de manera consciente, pensando en lo que escuchas y reproduciendo canciones y géneros diferentes entre sí. No te quedes sólo con lo que oyes siempre, explora a través de internet y descubre otros mundos. De esta manera, entrenarás tu oído y asumirás naturalmente muchos de los patrones rítmicos que estás escuchando.
Entiende la música en la teoría
La teoría musical aporta claridad sobre la naturaleza del sonido. Estudiar las notas, pausas o síncopas; y conocer sus representaciones, te ayudará a leer e interpretar ritmos. Asimismo, analizar patrones de piezas musicales, o conocer los tempos, servirá para que desarrolles mayores habilidades auditivas, y potencies tu comprensión sobre la materia. Después, todo será mucho más sencillo.
Empieza a aprender un instrumento
No cabe duda de que aprender a tocar un instrumento es una de las formas más eficaces de mejorar el ritmo musical de las personas ya que, implica tener que practicar patrones rítmicos constantemente, de manera activa, internalizándolos a medida que vamos mejorando. Algo muy recomendado es el uso de un metrónomo: un aparato que sirve para indicar el tempo y que ayuda a no perder el ritmo o recuperarlo en caso de pérdida.
En este punto, no queremos insinuar a que tengas que aprender un instrumento de forma profesional. Basta con que aprendas lo básico para divertirte, aunque, pronto descubrirás que, cuanto más sepas, más te divertirás. Nos referimos a que no debes sentir presión por ser mejor que nadie o por avanzar de nivel demasiado rápido.
Cuando domines un poco tu instrumento, te recomendamos que practiques la improvisación, debido a que te obligará a reaccionar al instante y a establecer una fuerte conexión con el ritmo de la música. En este sentido, uno de los géneros más destacados para practicar la improvisación, es el jazz. que da un gran valor al instinto y a la sensibilidad. Si no sabes cómo iniciarte en este mundo, en cancionesdejazz.com te podrán enseñar técnicas de improvisación de jazz para principiantes
Aprende a bailar
Para mejorar el ritmo, es muy importante dominar la sincronización y coordinación del cuerpo. Por este motivo, bailar es una práctica fundamental para lograr este objetivo. Es una forma de conectar la música y el movimiento y, al igual que en el apartado anterior, implica la escucha consciente de los patrones rítmicos que se imbrican en el espacio. En este caso, te recomendamos que te apuntes a alguna escuela de danza y, para ello, deberás elegir, según tus preferencias o posibilidades, tu estilo favorito. Da igual qué tipo de música bailes. Todos ayudarán a que mejores tu ritmo.
Esperamos que estos consejos te hayan servido, y pronto puedas presumir de tener un gran ritmo musical. ¡Mucha suerte!