Para los melómanos, amantes de la música y demás especies que se acerquen a nuestro espacio, el año se divide en dos grandes partes, indivisibles, pero independientes. A saber, se trata de la temporada de conciertos y de la época de festivales. Ahora, pasado ya el corte de final de año e inmersos en pleno invierno, queda menos para que llegue el buen tiempo y con ellos las macrofiestas y los festivales en los que gastar nuestro tiempo libre. Sin embargo, una de las primeras tareas a realizar, nada más conocer los carteles y artistas invitados, es garantizarse un techo. Para el Mediterráneo, el alquiler de apartamentos en Denia o alguna población similar, pero que no sea justo el lugar de celebración del evento, puede ser vital a la hora de ahorrar en el montante total del viaje. La zona exacta puede salir más cara, por lo que, para disfrutar plenamente sin que el bolsillo se resienta en exceso, se recomienda alejarse un poco del centro festivalero. Evidentemente, todo va en gustos y existirá aquel al que le compense pagar un poco más y evitar tener que desplazarse al lugar del festival. También existen, como no podía ser de otra forma, los que optan por la opción todavía más económica y buscan lugares de acampada libre, campings o espacios compartidos, en los que disfrutar del festival, procurarse un sitio para pasar la noche e incluso hacer amigos. También existen los abonados a los coches, que total son tres días, pero conforme uno empieza a crecer, esta opción cada vez cobra menos relevancia en los planes de viaje.
Cada temporada, el fervor por los festivales crece. Tal es el punto que estos se han convertido en un negocio casi independiente, aunque vinculado a la música, que factura cantidades inesperadas en cualquier otro momento anterior. Evidentemente, la época de festivales, donde se puede decir que es temporada alta, es el verano. Sin embargo, el calendario u agenda de festivales nos muestra que incluso en invierno son muchísimos los eventos celebrados, entre los que destacan el Madrid Winter Festival, El Día de la Marmota de Sevilla, el BCN Live! de Barcelona o el Black Music Festival de Girona, entre otros. La temporada nunca termina de parar, por lo que, aun en temporada baja, por así decirlo, el play permanece pulsado siempre, sin descanso.
No obstante, lo cierto es que el verano trae consigo el aumento de este tipo de eventos. El clima lo permite y hace que apetezca mucho más recrearse con conciertos y música en directo mientras nos tomamos unos días de relax de la rutina. En los últimos años, una de las tendencias más extendidas para los festivales es la de acudir a alguno que esté en una localización cercana a la playa y pasar allí unos días de vacaciones que concluyan (o comiencen, eso va en gustos) con el festival en cuestión. ¿O acaso no serían las vacaciones perfectas unas que incluyesen una semana en unos apartamentos en Denia y diesen su campanada final con la traca que supondría el FIB de Benicàssim? La ciudad de Denia (en realidad cualquiera cercana) ofrece la posibilidad de pasar un tiempo en la playa sin toda la aglomeración de los que acuden al festival. Además, a la hora de partir hacia allí, garantiza un viaje no demasiado largo. El plan, para un musicófilo, es perfecto. Lo dice alguien que ha pasado por esa misma experiencia veranos atrás. Nadie que ame la música se opondría a esta idea de vacaciones. Playa, relajación, amigos, cervezas y, en definitiva, descanso. Y, tras unos días de retiro, música, fiesta y buen ambiente en uno de los festivales de mayor renombre del panorama español de la actualidad.
Para llevar a cabo estos planes sí es conveniente tener en cuenta la antelación a la hora de hacer reservas. Si se puede llamar con mucho tiempo y conseguimos tener un espacio reservado antes de que se forme todo el revuelo originado, precisamente, por el propio festival… mucho mejor. Todos los días que pasen y no se haya efectuado la llamada son días perdidos, que a la larga significan aumento de costes. Y nunca nadie quiere gastar de más.